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La Federación de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad mental de Galicia, FEAFES, se une un año más a las muchas voces que se alzan a propósito del Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre) en la defensa de los derechos y necesidades de las personas con enfermedad mental reivindicando una mejor y mayor atención a este colectivo.
Como entidad creada y compuesta por familiares y personas con enfermedad mental, no podemos sino hacer visibles nuestras mayores preocupaciones y necesidades. Estamos hablando de una enfermedad que afecta a más de 41.500 personas en toda Galicia y que supone un giro absoluto en la vida de la persona que la padece y de sus allegados.
La este propósito, centramos las reivindicaciones del Día Mundial de la Salud Mental 2015 en torno a estos tres ejes:

Un empleo para la integración y la normalización

Si bien las personas con discapacidad tienen en la inserción laboral una de las principales barreras para su integración, la discapacidad por enfermedad mental es la que registra una mayor discriminación y unos niveles más bajos de inserción laboral. Los datos demuestran que sólo el 5% del colectivo tiene un empleo estable, y casi la mitad de ellos asegura haber sufrido algún tipo de discriminación laboral. 
El trabajo identifica a las personas como elementos activos de la sociedad, siendo una parte fundamental de su camino hacia normalización. Para aumentar la inserción laboral de las personas con enfermedad mental es preciso superar las barreras sociales, especialmente los perjuicios de las empresas a la hora de contratar a alguien de este colectivo. 
Reclamamos, por lo tanto, mayores y mejores oportunidades laborales para el colectivo, poniendo el acento sobre las capacidades y la motivación que tienen las personas con enfermedad mental para ocupar un puesto de trabajo. Deben existir sistemas de apoyo y adaptación así como todo tipo de recursos que faciliten una inserción laboral real: formación para el empleo adaptada a las necesidades de los demandantes, empleo con apoyo, cuotas de reserva de empleo para personas con discapacidad, etc.

No somos invisibles

Durante muchos años, las personas con enfermedad mental fueron escondidas y lejanas de la sociedad bajo falsas creencias y perjuicios que aún suponen una lastra para el colectivo. Si bien en los últimos tiempos se dieron pasos hacia delante, los problemas de salud mental aun siguen siendo invisibles y las personas que los padecen todavía están silenciadas ante la sociedad. La desinformación y la falta de conocimiento sobre los trastornos mentales produce que en muchas ocasiones a sociedad no comprenda, estigmatice, discrimine y rechace a las personas que tienen este tipo de problemas de salud.
Por eso, bajo el grito de «¡Existimos!», queremos mostrar a la sociedad a realidad sobre la enfermedad mental y demostrar que es posible llevar una vida normalizada. La enfermedad mental no está ligada a la violencia, a la locura o a la incompetencia, y las personas que las padecen son igualmente válidas que el resto para participar en la vida política y social de su entorno, ejerciendo los derechos que les corresponden como ciudadanos.

La atención a la salud mental, un compromiso de todos

Al igual que cualquier individuo, las personas con enfermedad mental tienen derecho a vivir en comunidad, disfrutar de un bienestar y participar en las decisiones que afecten a su vida. ES una cuestión de justicia social garantizar recursos y políticas públicos de educación, empleo, sociales y sanitarias con las que apoyar cualquier aspecto de la vida de las personas para proteger su salud mental.
Bajo la premisa de que las enfermedades mentales eran un problema esencialmente sanitario, durante mucho tiempo no se afrontó su atención de una manera integral, siendo olvidados muchos aspectos de la vida de la persona que van más allá de los hospitales. Queremos hacer ver que la estabilidad de la enfermedad mental pasa por un abordaje completo de la situación de la persona que la padece, atendiendo a todos sus condicionantes y a los de su entorno.
Por eso, y toda vez que la falta de una atención idónea a la salud mental puede llevar a la exclusión social de quien padece la enfermedad, reclamamos la dotación de apoyos y soportes que permitan hacer frente a la plena realidad de estas personas. La detección precoz, la continuidad en los tratamientos, la atención integral y comunitaria, el apoyo de las familias y el fomento de la autonomía de las personas con enfermedad mental son ejes en los que se debería trabajar para mejorar esta situación. 
Igualmente, y atendiendo a los recientes acontecimientos trágicos relacionados con problemas de salud mental, queríamos hacer énfasis sobre la necesidad de establecer mecanismos de prevención que eviten situaciones desfavorables y eludibles. Para eso, solicitamos el compromiso de las administraciones y organismos implicados con el fin de hacer de la salud mental una cuestión de todos y caminar juntos hacia suya mejora y progreso.