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El riesgo que tiene una mujer con problemas de salud mental de sufrir violencia en la pareja se multiplica entre 2 y 4 veces respecto a las mujeres en general. La evidencia está en que el 80% de las mujeres con problemas de salud mental que vive en pareja ha sufrido algún tipo de violencia por parte de dicha pareja, más de la mitad ha sufrido violencia física, y más del 40% ha sido víctima de violencia sexual a lo largo de su vida. Concretamente, la infancia es la etapa más vulnerable. En este periodo, el porcentaje de abuso sexual en este colectivo es muy elevado, ya que alcanza al 26%.
Cuando se dan estas violencias, el 42% reconoce no identificarlas como tales y, a las que sí las reconocen y las denuncian, no se les da credibilidad debido a su trastorno mental. 
Frente a estos datos, y con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre, la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA regresa con la campaña #NosotrasSíContamos, que ya se inició el año pasado, y cuyo objetivo es visibilizar la violencia y los abusos especialmente graves que sufren las mujeres con problemas de salud mental. 
En esta ocasión, y bajo el lema «La salud mental no se golpea», la campaña busca sensibilizar y denunciar, a través de experiencias personales, cómo la violencia machista afecta a la salud mental de las mujeres, pero a la vez, cómo los problemas de salud mental constituyen un factor multiplicador de riesgo de sufrir violencia, abusos y vulneración de derechos.
En un vídeo, tres mujeres con problemas de salud mental, pertenecientes al movimiento asociativo de SALUD MENTAL ESPAÑA, comparten de forma intimista y personal cómo la violencia machista ‘les ha golpeado’ en distintas facetas y etapas de sus vidas. Con sus testimonios, denuncian la discriminación constante y la vulneración de derechos que sufren, tan básicos como el de poder ejercer la maternidad, y que atenta claramente contra los derechos humanos y la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
«Es muy difícil para una mujer con problemas de salud mental quedarse con la custodia de los hijos. Y de eso se aprovechan muchos maltratadores», evidencia en el video Lurdes Da Costa Lourenço, quien además reprocha que «en muchas casas de acogida no aceptan a las mujeres con problemas de salud mental», quedando en una situación de especial vulnerabilidad y desprotección. «Hay que cambiar la política y que nos tengan más en cuenta», reclama Lurdes.
En esta campaña, las mujeres también recriminan a los maltratadores «el daño que les han hecho», recordándoles «que no se nos borrará en la vida. Y que no hay justicia en el mundo para pagar el daño que hacen», sentencia Lurdes.
Por último, las protagonistas han buscado con sus testimonios servir de referencia para cualquier mujer en su misma situación, trasladando un mensaje de fuerza y determinación, y animándolas a denunciar «y por mucho que te diga, quítame la denuncia o si no te mato, no quitársela y seguir para adelante», sentencia Loli Romero Martínez.
«A una mujer que ha sufrido violencia le diría que no está sola, que hay muchas personas que la pueden ayudar y apoyar, tanto profesionales como mujeres que han pasado por su misma situación», concluye Mª Isabel García Peña, una de las protagonistas de la campaña. 

Red Estatal de Mujeres SALUD MENTAL ESPAÑA

Lurdes, Loli y Mª Isabel forman parte de la Red Estatal de Mujeres SALUD MENTAL ESPAÑA, que surge como plataforma de actuación de las mujeres con experiencia propia en dificultades en salud mental, para expresar sus reivindicaciones y trabajar por ellas. 
Integrada por 25 mujeres, representantes de las entidades de todos los territorios pertenecientes al movimiento asociativo de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, la Red nació a mediados de 2018 después de varios talleres y un intenso trabajo de recopilación, puesta en común y consenso en torno a la información, las experiencias y las necesidades compartidas por todas las participantes.
Reconocen en este espacio un lugar seguro, de respeto y sensibilidad, en el que sus integrantes tienen la oportunidad de compartir experiencias personales y sentirse comprendidas y apoyadas.