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La asociación DOA cuenta con un CRPL en Vigo en el que ofrece información y asesoramiento a jóvenes que tienen algún problema de salud mental.

CRPL Vigo II. Imagen de la asociación DOA

En la calle Pi y Margall, en Vigo, se encuentra el Centro de Rehabilitación Psicosocial y LAboral Vigo II. Un centro gestionado por la asociación DOA Saúde Mental donde jóvenes de 16 años en adelante reciben atención y asesoramiento para cuidar su salud mental y adquirir herramientas para el día a día.

La iniciativa empezó como un programa de intervención precoz en psicosis en el que podían atender hasta a 10 personas de 16 a 25 años. Posteriormente, se instauró el programa PREVIR que, bajo el mismo objetivo, permitía aumentar las plazas a 15. Desde hace dos años, el centro es un CRPL y admite ya hasta 30 personas con un diagnóstico de salud mental entre los 16 y los 60-65 años. Actualmente tiene 22 plazas cubiertas, en su mayoría por jóvenes de 16 a 26 años.

La idea surgió de la necesidad: «No se puede atender igual a una persona de 16 años que a una de 40», explica David del Castillo, psicólogo del centro, que añade que «estas edades necesitan un tipo de rehabilitación distinto al que se tiene». Del Castillo indica que los personas jóvenes necesitan una intervención más flexible que se adapte a su ritmo de vida, a sus necesidades y a sus intereses.

Un segundo hogar donde cuidar la salud mental

El objetivo principal de las acciones que se realizan en este centro es trabajar en la recuperación de la juventud que acude a la asociación a diario. «Trabajamos mucho las competencias emocionales y también la psicoeducación», explica David. «Es importante que tengan una conciencia clara de cual es su problema de salud y los cuidados que debe tener», añade.

Marieta, usuaria de la asociación DOA

“La primera vez que vine esta angustiada”, nos cuenta Marieta, usuaria del centro. “Antes de llegar aquí, nadie me había explicado cuál era mi problema de salud». Alejandro, compañero de Marieta, afirma que estando en el centro aprendió a entender su enfermedad: «Nos ayudan a identificar los síntomas y nos los explican. Así es mucho más fácil de gestionar.»

David explica que para estos y estas jóvenes y para sus familias la enfermedad aparece de golpe y genera una crisis. Señala que es necesario que el personal profesional les explique lo que pasa y les transmitan seguridad. «Nuestra intención es que vean este centro como parte de su vida, como su casa», cuenta David, «y a las y los profesionales como personas que están ahí para ayudarles». Álvaro, otro de los usuarios del centro, confirma que es así: «Esto es un espacio seguro. Creamos un vínculo muy fuerte que yo creo que nos ayuda en el proceso de recuperación».

Y este vínculo se fortalece tanto dentro como fuera del centro, ya que el grupo, junto con el equipo profesional, realiza también estancias en casas rurales, llevan una huerta urbana con personas ajenas a la asociación, hacen rafting y participan en festivales, entre otras cosas.

Trabajando para el futuro

Álvaro, usuario da asociación DOA

Pero aunque el centro es un lugar en el que están a gusto y sienten comprensión, el objetivo es la vida fuera. Por eso, estas chicas y chicos realizan diversos talleres en los que adquieren herramientas como la planificación, la gestión de las emociones, la igualdad, la psicomotricidad, la autonomía, etc. Los horarios de los talleres se adaptan a su horario formativo y/o laboral, de forma que puedan integrarlo cómodamente en su día a día.

Carolina, otra de las usuarias del centro, está estudiando oposiciones: «Me gustaría vivir de forma independiente, tener mi trabajo y hacer una vida normalizada». El deseo de Carolina es compartido, pues Marieta y Alejandro también quieren un trabajo estable y vivienda propia: «Me encantaría tener mi propio piso, cocinar yo y hacer las tareas por mí misma», comenta Marieta.

Álvaro, por su parte, quiere dedicarse al sector social: «A mí me marcó mucho esto», nos explica, «me gustaría poder ayudar a la gente y transmitirles que se pueden recuperar.»

La lucha contra el estigma

CRPL Vigo II

Entre las barreras que encuentra la juventud con problemas de salud mental en su día a día, está la de los prejuicios:  “Al principio ocultaba mi enfermedad por culpa del estigma social», dice Carolina, «pero hay que visibilizar la enfermedad para demostrar que somos personas como cualquier otra».

Alejandro tiene claro que la labor de los medios de comunicación es muy importante para cambiar esta percepción: «A veces, en las noticias relacionan salud mental con violencia, pero la mayoría de las personas con problemas de salud mental no somos agresivas».

«Yo creo que el estigma viene todo de la desinformación», explica Álvaro. «En redes sociales se habla de depresión y ansiedad pero creo que todavía da miedo hablar de psicosis, esquizofrenia, bipolaridad…».

Marieta, por su parte coincide en que los prejuicios se combaten informando: «Deberíamos dar más charlas sobre lo que supone tener un problema de salud mental. No es algo que le pase a un grupo reducido de personas, sino que le puede pasar a cualquiera. Hablar más de esto ayudaría a desmontar ideas erradas que se tienen sobre la gente con problemas de salud mental», opina.

Estos jóvenes participan activamente en la lucha contra el estigma. En compañía del equipo de profesionales, dan charlas en institutos, en centros penitenciarios e incluso tuvieron un canal de Youtube en el que hacían piezas de sensibilización.

Con su trabajo, la asociación DOA acompaña a la juventud para que los problemas de salud mental no les impidan tener una vida independiente y autónoma. Marieta, Álvaro, Carolina y Alejandro, al igual que el resto de compañeras y compañeros del centro, están trabajando por su futuro. No les pongamos barreras.

 

Escucha a Carolina, Álvaro, Marieta, Alejandro y David: