Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el 25 de noviembre, SALUD MENTAL ESPAÑA retoma por tercer año consecutivo la campaña #NosotrasSíContamos, que cuenta con la colaboración del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, y que este año se centra en denunciar las situaciones que viven las mujeres con problemas de salud mental respecto a su maternidad.
El estigma que rodea los trastornos mentales provoca que, de forma continua y por parte de la sociedad, se cuestione la capacidad de ser madres de estas mujeres. Elena Briongos, integrante de la Red Estatal de Mujeres de SALUD MENTAL ESPAÑA y de la Fundación CERMI Mujeres, reclama que «la sociedad, y en este caso concreto profesionales de la Medicina, Psicología y Psiquiatría, tienen que creer que podemos ser madres». Briongos asegura que «una mujer con trastorno mental fisiológicamente puede ser madre, eso es innegable, así que toda la sociedad tiene que apoyar esa realidad y dar a las mujeres las herramientas y el apoyo necesarios durante el tiempo que necesiten, y la educación sexual y sobre todo emocional precisa para que podamos decidir como las otras mujeres».
En ocasiones, es el entorno más cercano quien expresa desconfianza, actúa de forma paternalista y contribuye al estigma de la persona. «Mi madre me ha machacado hasta no poder más. Estuve los primeros 9 meses después de nacer mi hija, escuchando riñas, reproches… Nunca me dijo una palabra de aliento», expresa Clara Bauzán Fernández, integrante de la Red Estatal de Mujeres de SALUD MENTAL ESPAÑA (Feafes Salud Mental Extremadura).
Desde la Federación de Mujeres Progresistas (FMP), apuntan a que escuchar de forma continua mensajes que ponen en cuestión su capacidad para ser madres, hace que las mujeres con trastorno mental terminen interiorizando esta idea, y desistan para no aumentar su malestar. «Conocemos casos en distintos puntos del territorio español donde a las mujeres con problemas de salud mental se les desanima a que sean madres, basado en la falsa creencia de que no van a ser capaces de ofrecer una crianza sana o tener un vínculo maternofilial adecuado. Todo ello está basado en mitos y estereotipos que les provocan un claro malestar en su salud y en su autoestima. Se les exige más como futuras madres y se confía menos en sus capacidades de elección sexual y reproductiva».
Ausencia de apoyos en la maternidad
La ausencia de apoyos durante el embarazo, el parto, el puerperio y la crianza dificulta a las mujeres con problemas de salud mental el hecho de ser madres, por lo que desde la Confederación se reclama que se pongan en marcha los mecanismos necesarios para dar apoyo y facilitar las herramientas adecuadas a las mujeres que deseen tener hijos e hijas.
«No hay suficientes apoyos. Se necesita una atención especializada para evitar descompensaciones durante el embarazo, vigilar una posible depresión postparto o una posible descompensación debido a los cambios en los horarios de sueño», opina Patricia Martínez Cortés, integrante de la Red Estatal de Mujeres SALUD MENTAL ESPAÑA (Salud Mental Ceuta).
En los casos más extremos, el diagnóstico se utiliza como arma arrojadiza contra las mujeres con un trastorno mental para quitarle la custodia de los hijos e hijas. Por ello, Patricia reclama que «las mujeres con un trastorno mental que quieren ser madres deberían de tener la tranquilidad de saber que si sufren una crisis van a estar atendidas en una unidad, donde van a cuidar de ellas y de su hijo o hija, y donde saben que no van a perder la custodia por su problema de salud mental».
Según el Informe sobre el Estado de los Derechos Humanos en Salud Mental 2019, publicado por SALUD MENTAL ESPAÑA, «un entorno lleno de prejuicios conduce al miedo, fundamentalmente a ser privada del hijo o hija por incapacidad, y al sentimiento de culpa por percibir que no se es capaz de hacer lo que debería».
Falta de información y paternalismo en la consulta
«Nunca me informaron de los efectos secundarios, ni si me quedaba embarazada, ni mucho menos si llegaba a término dicho embarazo», explica Clara. A pesar de que toda persona tiene derecho a ser informada detalladamente sobre su diagnóstico, los tratamientos a los que será sometida y sus posibles efectos, en el caso de los trastornos mentales, muchas mujeres no reciben esta información en relación con la maternidad, lo cual provoca situaciones de desinformación y de paternalismo por parte de profesionales de la salud mental.
«En general, a las mujeres se nos trata como ciudadanas de segunda categoría, objetos pasivos en las consultas médicas donde no se da posibilidad de elegir en base a una información clara y concisa. En el caso de las mujeres con problemas de salud mental esta realidad es aún mayor», afirman desde la Federación de Mujeres Progresistas. «Se decide por ellas y se toman decisiones basadas en el «buenismo», marcando la jerarquía entre profesional y usuaria. Además, no hay una mirada sistémica en la que se aborde la salud desde un punto de vista integral de tal manera que las indicaciones son a menudo cortoplacistas sin valorar conjuntamente las consecuencias que puede tener para la vida de las mujeres».
A este respecto, según María Isabel García Peña, integrante del Área para la Igualdad de las mujeres de Fedeafes e integrante de la Red Estatal de Mujeres SALUD MENTAL ESPAÑA, «se debería de investigar en medicaciones que faciliten o no interfieran, por sus efectos secundarios, en la decisión de ser madres».
La reciente aprobación en el Congreso de los Diputados para acabar con las esterilizaciones forzosas, una práctica que continuaba siendo legal en España, es un ejemplo que cómo aún en 2020 continúan vulnerándose los derechos de salud sexual y reproductiva de las mujeres con discapacidad y del largo camino que todavía queda por recorrer.