Cómo detectarlo
La manifestación de los problemas de salud mental es diferente en cada persona, aunque pueden darse una serie de circunstancias comunes como anomalías en la forma de trasmitir los sentimientos, complicaciones a la hora de comunicarse con su entorno (usando palabras nuevas, tartamudeando o alterando el orden de las palabras en una frase), cambios en la conducta o anomalías en la forma de pensar y en la conciencia de la realidad.
Los problemas de salud mental son crónicos cuando la persona que los tiene encuentra dificultades para realizar una vida totalmente independiente. En general, se habla de enfermedad mental crónica cuando la persona recibe un diagnóstico psiquiátrico grave, cuando el problema es de larga duración y tiene problemas para funcionar de forma adecuada en su entorno.
Cómo actuar
Ante los primeros indicios de que una persona pueda tener un problema de salud mental, los equipos de Atención Primaria son el servicio sanitario más accesible, próximo y conocedor de la situación de la persona. El médico de cabecera es la puerta de entrada al sistema sanitario y es el lugar a dónde deben acudir en primer lugar las personas afectadas y sus familiares.
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Es necesario destacar que solamente el personal médico puede hacer un diagnóstico de una enfermedad mental. Una vez que el o la profesional ha dictaminado la existencia de un problema de salud mental, el o la paciente y sus personas allegadas deben saber que hoy en día existe una oportunidad real de recuperación para la mayoría de los casos de trastorno psiquiátrico.
Cómo recuperarse
Los problemas de salud mental pueden controlarse con un tratamiento adecuado. Este puede ser distinto según el tipo de enfermedad y se suelen diseñar intervenciones personalizadas para cada caso. Frecuentemente se combina el tratamiento farmacológico con medidas de rehabilitación sociolaboral, psicoterapias y apoyo familiar.
Para evitar posibles recaídas, es importante tener presentes cuáles son los factores de protección y los factores de riesgo. Algunos factores de protección son un estilo de vida saludable, autocuidado, redes de apoyo, buenas habilidades sociales, capacidad de afrontamiento, participación activa en la comunidad, detección precoz, etc. Los factores de riesgo ante los cuales debemos estar alerta pueden ser problemas sociolaborales, baja autoestima, hábitos no saludables, factores genéticos, etc.
Cuando el problema de salud mental está controlado, la persona puede integrarse en la comunidad y llevar una vida totalmente normalizada, tener su red social, familiar, su empleo, etc. No hay que olvidar que todos y todas tenemos los mismos derechos, aunque frecuentemente los prejuicios que lamentablemente aún existen en la sociedad limitan a las personas con problemas de salud mental a disfrutar y ejercer todos sus derechos de forma plena.
El papel del entorno
Un entorno familiar y social adecuado es muy importante en la recuperación de una persona con problemas de salud mental. El papel de la familia y de las personas allegadas es esencial, puesto que la experiencia vivida y la proximidad a la persona con problemas de salud mental pueden aportar mucho apoyo y dar soporte al tratamiento. Para ello es muy importante que también la familia y los cuidadores o cuidadoras reciban ayuda, asesoramiento e información por parte del personal profesional y los servicios sanitarios y sociales.